La vecindad, un lugar mágico. ¿Quién de niño no quería traspasar la pantalla del televisor y jugar un rato con en la vecindad del chavo? Esta graciosa historia se pasó para este lado y ahora podemos disfrutar de su peculiaridad aquí en Bogotá. Es un espacio amplio y colorido que se presta a pasar un momento alegre entre amigos o en familia. El personal recrea los personajes y su atención es rápido y amigable.

Y es que Carlos Benítez, el fundador de La Vecindad, recuerda que con él unió dos sueños: tener un restaurante y hacerle un homenaje a una serie de televisión que marcó su infancia. “Me enseñó sobre la humildad y que con un palo de escoba o una coca hecha de lata los niños podíamos ser felices”, dice.

El sueño se hizo realidad después de que Benítez vivió durante una temporada en Georgia (Estados Unidos), donde trabajó en tres restaurantes de cocina tex mex (fusión méxicoamericana). Y a su regreso, con las recetas aprendidas, hizo realidad su sueño.

Modificó la comida, para adaptarla al paladar colombiano. Recetas que aprendió que llevaban tamalito mexicano (para nosotros un pequeño envuelto picante) lo cambió por enchiladas. Y redujo el nivel de picante.